Por Arturo Rubio Ruiz / Abogado
A la inseguridad galopante, la pandemia coronavírica y la crisis económica, los sudcalifornianos debemos sumar la contienda al interior del Congreso, entre dos grupos que pelean en los tribunales federales y en los medios, lo que de manera civilizada, responsable y honesta, deben CONCILIAR en una mesa de negociación, con transparencia, de cara al pueblo que los eligió y los mantiene, con sueldos que por cierto ellos mismos se asignan.
El pleito en el Congreso tiene paralizadas las labores legislativas, que de por sí presentan un grave retraso en su atención. Solo por citar un ejemplo: Tenemos reformas constitucionales que entraron en vigor en 2011, 2013, 2015 y 2016, que no han sido concretadas vía adecuación, ni armonizadas en la legislación local. Enfrentamos graves lagunas y contradicciones normativas a nivel local, y sobre todo, nos encontramos en una nebulosa respecto a la legitimación y autenticidad respecto del poder y quien lo ejerce al seno del Congreso, pues ambos bandos se publicitan como legítimos, al tiempo que denostan a su contraparte.
Este ambiente de incertidumbre jurídica, no tiene precedentes en la historia de la Entidad, y el costo de esta absurda cerrazón resulta incalculable.
Ambos bandos han acudido a la justicia federal, asumiendo su presunción de legitimidad, pero lo cierto es que toda contienda judicial brinda a las partes acciones y recursos, dilatorias y suspensiones que no solo empantanan y alargan la contienda, la hacen sumamente costosa.
Esta guerra absurda iniciada y sostenida por personas a las que les pagamos para que nos representen en el proceso legislativo, no para que sirvan a intereses grupales, es muy costosa, y lo peor: NADIE GANA.
Entiendan eso, NADIE GANA, todos perdemos; en particular la ciudadanía. Y si se empecinan en continuar su absurdo pleito, el grupo que dentro de dos años se festine como ganador, únicamente obtendrá una mísera victoria pírrica, en el remoto caso de que alguno de los dos grupos alcance una sentencia definitiva, una de esas sentencias que en la práctica, tardan años en llegar.
DIPUTADOS: Dejen la beligerancia absurda. Presten oídos sordos a esos asesores patito que solo alientan la confrontación. Actúen con madurez y responsabilidad. SIÉNTENSE A NEGOCIAR. Dejen de repartir culpas y pónganse a trabajar en la búsqueda de soluciones.
Existen mecanismos de solución de conflictos: mediadores, facilitadores, conciliadores.
El Poder Judicial Estatal, -sin injerencias ni invasión de soberanía-, puede brindarles el espacio, asistencia y orientación que necesiten para llevar a cabo una mesa de negociación adecuada. No sean necios.
Si les da prurito acudir al poder judicial del Estado, asistan a un particular, o tiendan puentes sin intervención de terceros, pero arreglen el conflicto. Entiendan.