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EQUILIBRIO EN EL HUMEDAL

FOTO Y TEXTO. ALDO SANTORO

Estuve aquí 68 días en una casa de campaña. Los días pasaron rápido en la soledad. Me Alegraba que todos los forasteros del lugar sonreíamos. Todos teníamos algo en común cuando intercambiamos miradas: simplemente dependíamos de la vitamina azul del océano Pacífico en nuestras vidas. Éramos almas saladas. Casi siempre volteando a ver el Cielo… 

En la morada, presente el canto de las aves marinas, el exhalar de las ballenas —grises, principalmente— por las noches, te decían qué tan cerca era la conexión: los mamíferos estaban ahí siempre, vuelven cada año. Por las noches éramos víctimas de travesuras de los coyotes. Todos éramos amigos escapados de la realidad en Punta Mariscal, en la Laguna Ojo de Liebre en Guerrero Negro.

Pero es el equilibrio en éste humedal, como en casi todos. Aquí todo está equilibrado en la madre naturaleza, como en la foto que presento: humanos, aves de diferentes especies, mamíferos marinos y terrestres. Todos vivimos de los humedales, y todos dependemos de sus riquezas. Por eso es de suma importancia cuidarlos; porque todos, en equilibrio, podemos sobrevivir.

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